Buscar trabajo

En tiempos de crisis, reeditamos ese artículo con algunos consejos para buscar trabajo.

No hay nada que nos aleje más de un trabajo o de la posibilidad de conseguirlo que la sobrecalificación, que parece resultar a los empleadores más peligrosa que la falta total de ella.

Hace unos pocos días, en una charla de sobremesa alguien comentó que un joven conocido había llegado hasta las instancias finales de una búsqueda laboral y que había sido desestimado justamente por estar sobrecalificado. La persona que lo había evaluado consideró que tenía demasiado curriculum y que, por lo tanto, iba a durar muy poco en el empleo. A todos, alguna vez, o unas cuantas, nos han obturado una posibilidad de conseguir un puesto por esta razón, que es casi como ser rechazado por una pareja con la frases de cierre “no sos vos, soy yo”, o “te merecés algo mejor”. Nada más dañino para el ego.

Si acaso en el mundo, y específicamente en el mundo laboral, existiera algo llamado meritocracia uno podría sentirse ¿halagado? Aún así, uno se queda desempleado cuando alguien con menos preparación, aptitudes o talento se sienta en la silla a la que se aspiraba y se lleva la remuneración que necesitábamos.

Por más vueltas que se le den al asunto se cae o en el desánimo o en la omisión. Con deseos de que escapen al desánimo y vayan a por una posibilidad, he aquí una serie de presunciones sobre maneras de eludir el inconveniente de la sobrecalificación.


-Aspire siempre a más, si la búsqueda exige condiciones con las que ustedes no cumplen inténtenlo de todos modos, cuando se caigan varios sobrecalificados es probable que ustedes tengan una chance.

-Aunque sea como ejercicio créanse mejores que el resto de las personas que aplican.

-Nunca vistan ropas con las que no se sientan cómodos o cómodas, eso se nota, se percibe y es contraproducente. Utilicen aquella vestimenta que hable lo más cabalmente posible de ustedes mismos, no vayan desprolijos pero tampoco superproducidos. Tampoco lleven prendas de lujo si aplican a un trabajo medio pelo, pasarán por hijos o hijas de mami y los mandarán de regreso al confort del hogar paterno. Ningún empleado desea saberse más humilde que sus empleados.

-Quiten de su curriculum lo que no se ajusta al pedido, a ningún el empleador le importa que su jardinero sea poeta y publique sus versos en el blog de un amigo.

-Omitir no es mentir cuando de capacitación o experiencia se trata. Las ciudades explotan de contadores que traban en un pelotero, literatos que venden libros, periodistas que cuidan niños, o neurocirujanos que venden juguetes.

-Nadie dice la verdad en las redes sociales, ni siquiera en las más serias, todos en las redes están encantados de conocerse.

-En las entrevistas laborales contesten sólo lo que les pregunten, nadie quiere oír más. A la gente le gusta sobre todo hablar de si misma y escuchar lo bien que suena. Dejen que su jefe se autosatisfaga si eso les consigue un puesto.

-Por lo demás, lo más probable es que lo que termine por darles una oportunidad en el mercado laboral no sea una hoja de vida plagada de highlights sino las relaciones que en el camino haya sembrado. El trabajo siempre será del hijo del amigo del vecino, o de la sobrina del gerente. Así que exploten la agenda de padres, madres, tío, amigos y hasta vecinos. Y ríanse de ustedes mismos, todo está por suceder, la vida sigue su curso.

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