Normcore: estar a la moda sin ningún esfuerzo o la nueva tendencia antitendencia

¿Una tendencia anti-tendencia? ¿Una moda anti-moda? Para algunos se trata de la evolución del hipterismo: ser cool tratando de no ser cool. Para las revistas de moda tiene que ver con vestirse de un modo tan intencionadamente casual hasta el punto, en algunos casos, de parecer peligrosamente ridículo: es el principio del mínimo esfuerzo llevado a su máxima expresión, incluso a grados paradójicamente perfeccionistas (al estilo punk noventero que pasaba horas ultimando detalles). Para otros es una simple idiotez. Habrá que ver.

Lo cierto es que el término NORMCORE se viene imponiendo de a poco en las redes y en los medios. Básicamente se trata de una nueva tendencia en la moda que busca revalorizar lo común, lo no-destacable, lo anti-glamour. Pero la designación parece ya comenzar a superar la cuestión de la vestimenta para acercarse, tal vez, a una regla de comportamiento o un modo de vida.

El término Normcore fue acuñado por K-HOLE, una agencia de tendencias neoyorkinas. En un artículo reciente, la gente de K-Hole propone los siguientes preceptos que hacen a lo Normcore:

  • Es situacional
  • No determinista
  • Adaptable
  • No se preocupa por la autenticidad
  • Postula la empatía, no la mera tolerancia
  • Es post-aspiracional

Todo lo contario a la ostentación, lo normcore pretende la anulación de todo aquello que implique la incomodidad del adorno. Algo así como una suerte de normalización. O de un regreso a la comunidad. La vieja oposición que reactualiza el término es la de Originalidad vs. Libertad.

El intento de “parecer” único resulta a estas alturas tan inadecuadamente imposible que la balanza comienza a inclinarse hacia el otro lado: la cuestión ahora es “parecer” alguien cualquiera para romper con el aislamiento que implica lo “cool”, despojarse del adorno insustancial para ganar en comunicación con el otro, explorar la capacidad de adaptación y eliminar la incomodidad de lo exclusivo para ganar en libertad e interconexión. La aceptación, podría decirse, de que sólo somos uno en tanto existen los otros. Visto así suena simpático, ¿no? ¿Tendrá vida esta movida en un mundo adicto a la distinción? ¿O es sólo un momento pasajero, un síntoma de agotamiento momentáneo de la máquina consumista y superficial? No todo está dicho aún sobre lo Normcore en la dinámica vida del lenguaje y las costumbres actuales: habrá que seguir esperando, pero esta vez con la posibilidad de estar a la moda sin siquiera notarlo.

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