Instrucciones para acompañar a tu hijo en el aprendizaje de la lectura y escritura

En la carta abierta que acompaña la edición del libro En el país de las letras (Sigmar), Graciela Montes escribe: “Aprender a leer no es nada fácil. Es más bien difícil. Es uno de los trabajos más difíciles que uno hace en la vida”. Y vaya que sabe Montes de qué habla. Su libro es una invitación a explorar las letras, cada una de ellas en sus apasionadas relaciones con las demás, en las duplas, amores y tensiones en que se forman las sílabas, las palabras, las oraciones.

Sin embargo esa tarea de tamaña importancia que los niños llevan adelante cuando tienen pocos años más que los dedos de una mano, no siempre es acompañada por los adultos con la seriedad y el compromiso que requiere. Porque en el trayecto de aprender a decodificar la lengua, los niños también descubren el mundo y sus múltiples formas de comunicar y descubren que ese atado de letras que es el alfabeto funciona como una llave mágica para destrabar mil enigmas: los de la literatura.

Es imprescindible que los adultos acompañen este proceso acercando no sólo palabras sino cuentos, historias, mensajes, ideas, juegos, canciones y misterios. No hace falta darle muchas vueltas al tema para dimensionar el impacto que el manejo de la lectura y la escritura opera en una persona: la autonomía, la expansión del mundo conocido, la apropiación lúdica de la lengua y la revelación de un universo sin límites.

“Cómo ocurre con cualquier código secreto, descifrarlo requiere aprendizaje. Un buen lector es un descifrador experto”, escribe el doctor en psicología cognitiva Stanislas Dehaene en su libro  Aprender a leer. De las ciencias cognitivas al aula (Siglo XXI).

El especialista afirma que leer no es una actividad natural, ya que la escritura es una invención demasiado reciente como para haber operado en la evolución de nuestro cerebro.

El bebé aprende la lengua de manera inconsciente, pero al momento de comenzar a leer y escribir debe romper la cáscara de esa naturalidad y hacer consciente la estructura del lenguaje. Por ello, las rimas, las nanas y los juegos sonoros con la lengua preparan a los chicos para la lectura, así como el trabajo de motricidad fina al trazar líneas en gesto de escritura.

Dehaene menciona una serie de condiciones que optimizan y favorecen el éxito del  aprendizaje:

  • El niño responde mejor cuando es interpelado e intenta generar por sí sólo una respuesta.
  • El niño debe aprender sobre todo a orientar la atención
  • El niño responde mejor si es recompensado por sus esfuerzos y la principal recompensa es la atención de los demás: la valoración y la conciencia de estar progresando.

En ello se asienta la alegría de aprender, en el acompañamiento adecuado para el desarrollo de las potencialidades pero también en el apertura de un espacio para las pruebas y errores, para la risa y el juego. En suma, para la creatividad.

Tal vez sus hijos estén atravesando ese momento iluminador de aprender a leer, ustedes ya saben que se trata de un gran salto en sus conciencias. Hagan el favor de no soltarles las manos para que el esfuerzo se torne disfrute y a este salto sigan muchos más.

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